La insignia

La insignia es de color blanco y negro, pues revela que pertenecemos a la Orden de Predicadores, ya que como Dominicas de la Inmaculada Concepción, bebemos de la espiritualidad de Santo Domingo de Guzmán.

El color blanco y negro de la insignia se asemeja al hábito dominico; por ello, nuestro Colegio portará esta insignia con el fin de que la familia Reina de los Ángeles se identifique con la Congregación de Dominicas de la Inmaculada Concepción.

Por tanto, nuestra insignia funde en una maravillosa unidad el blanco y el negro; el blanco, que es un color perfecto y el negro, que no lo es; el blanco, símbolo de pureza y el negro, de la penitencia; el negro, cubriendo el blanco, como la penitencia protege la pureza; la pureza y la penitencia cubriendo al caballero de Cristo, con una armadura invencible y capaz de desafiar el poder del infierno.

El estandarte

El estandarte está compuesto de una tela de forma rectangular con base angular de color azul noche que lleva bordada en la parte central la insignia del colegio. En la parte inferior de ella, se lee la frase: “Predicar la verdad y portar la luz de Cristo” y, debajo de la frase, la sigla DIC que significa Dominicas de la Inmaculada Concepción.

Día de la Reina de los Ángeles

El día de la Reina de los Ángeles se celebra en nuestro colegio, el día 2 de agosto (la celebración central es el 22 de agosto).

El pueblo cristiano siempre ha reconocido a María Reina por ser madre del Rey de Reyes y Señor de Señores. Su poder y sus atributos los recibe del Todopoderoso: su Hijo Jesucristo. Es Él quien la constituye Reina y Señora de todo lo creado, de los hombres y aun de los ángeles.

Juan Pablo II, el 23 de julio del 1997, habló sobre la Virgen como Reina del universo. Recordó que “a partir del siglo V, casi en el mismo período en que el Concilio de Éfeso proclama a la Virgen “Madre de Dios”, se comienza a atribuir a María el título de Reina. El pueblo cristiano, con este ulterior reconocimiento de su dignidad excelsa, quiere situarla por encima de todas las criaturas, exaltando su papel y su importancia en la vida de cada persona y del mundo entero”.

El Santo Padre explicó que “El título de Reina no sustituye al de Madre: su realeza sigue siendo un corolario de su peculiar misión materna y expresa simplemente el poder que le ha sido conferido para llevar a cabo esta misión”.

En las letanías del Rosario se proclama a María como Reina trece veces. San Atanasio (s. IV) dice que, si el Hijo es Rey, la madre debe ser llamada Reina y estimada como tal. San Bernardino (s. XV) dice también que, por haber dado su consentimiento para ser Madre del Redentor, mereció ser constituida Reina del mundo y de todas las criaturas.

Los ángeles llenan la vida de María: desde Gabriel en la anunciación, hasta los ángeles que cantan el nacimiento de Cristo. En representaciones de la Asunción, los ángeles llevan al cielo a María.

“Nuestra Señora de los Ángeles” es uno de los títulos más extendidos de la Virgen. Ciudades, pueblos, ríos y montes reciben el nombre de “Los Ángeles” en España, Perú, Filipinas, México, Puerto Rico, Costa Rica y Colombia.

A esta advocación mariana le debe su nombre la ciudad norteamericana de Los Ángeles, fundada en 1781 por el aventurero español Felipe de Neve como “El Pueblo de Nuestra Señora la Reina de los Ángeles”.

Himno del Colegio

QUEEN OF ANGELS SONG

Queen of Angels we sing to thee
Pledge the now our loyalty

School of thousands best of all
On our mettle call 

We will keep thine honor fair
Ever high thy standard bear.
Prove us in the hardest fight
Worthy of thy might

Hail to Queen of Angels School

She makes clear the golden rule

Cheering for our blue and white
Loyalty and right
Shout it loud in unity
While now we lead
Thee on to victory
And we will praise thy name
As we do prove thy fame
Three good old cheers for
Queen of Angels School

Nuestro saludo de Luz y Verdad

El saludo de Luz y Verdad nos revela el carisma de la Congregación de las Hermanas Dominicas de la Inmaculada Concepción: “Predicar la Verdad y portar la Luz de Cristo”. La luz, heredada de Madre Eduviges Portalet y la Verdad, por parte de Santo Domingo de Guzmán.

Cuando se habla de Predicar la Verdad, se trata de una predicación cualificada, de una predicación entendida más como un carisma que como una simple tarea o función. Humberto de Romans llegó a afirmar que "No es lo mismo predicar que echar sermones". Dar sermones es una actividad que puede ser llevada a cabo incluso por los no creyentes.

Cualquier persona puede hablar, predicar es otro tema. Un dominico predica con el testimonio de su vida, en clave de coherencia siempre, en definitiva, en el pentagrama del carisma que es la experiencia de Dios, vida en el Espíritu, auténtica espiritualidad cristiana.

La predicación que constituye el núcleo del carisma dominico no es una actividad profesional o una mera función pastoral. Es un carisma, una espiritualidad, una experiencia cualificada del Espíritu y una obra del mismo Espíritu en y a través del que predica. El ejercicio de la predicación es una forma de imitación de Cristo. Dicho con más exactitud, es una forma de imitación de los Apóstoles como camino específico para la imitación de Cristo.

Es una forma de seguir radicalmente a Jesús, que no solo predica, sino que es la Palabra, la Buena Nueva, camino, luz, verdad y vida.

El carisma de la predicación es un carisma universal en la Iglesia; es también esencial a toda experiencia cristiana. La evangelización forma parte de la vocación primera, de la naturaleza más íntima de la iglesia.

El carisma de Madre Eduviges Portalet, dado por el Espíritu Santo, es recibido como herencia por la Congregación y se expande a través de su historia. La Congregación sale de Francia y se hace presente en Cuenca - Ecuador, América del Sur, con la misión del cuidado de los leprosos, merced a una petición formulada a través de nuestro cofundador, Beato Jacinto María Cormier.

Ya no son los ciegos, serán los leprosos, que se debaten en las tinieblas del aislamiento, la desgarradura sangrienta y la miseria. Ahora, es a ellos a quienes hay que ayudar a recobrar la luz de la esperanza, de la fe, del amor y la serena claridad de la paz.

El Carisma de la Fundadora camina con el dinamismo del Espíritu y de la historia. La respuesta al llamado de Dios se concreta en diversas dimensiones: La educación de la niñez y juventud, que arranca de una etapa en que la mujer está marginada de la educación. Y se ampliará a la dolorosa penumbra de los enfermos, los ancianos, los pobres. Sale al encuentro de aquellos rostros que desfilan por inciertos caminos, con una ceguera síquica y espiritual hasta más dolorosa que la oscuridad de unos ojos sin luz.

Eduviges Portalet, Misionera de la Luz, está signada por una espiritualidad “de ojos abiertos”. Esa luz que se prende en su interior, en las interminables horas de su contemplación al pie del sagrario, en su amistad profunda con el Dios de la ternura y la misericordia en quien confía incondicionalmente. Es receptora dócil y abierta a la gracia santificante del Espíritu. Esa es la semilla de su fe tenaz, sólida y firme, de su amor a los hermanos, traducido en perdón y servicio, en comprensión y benevolencia, en esa trilogía que la caracteriza: serena, sincera, servicial; humilde, esforzada, valiente; intuitiva, generosa y fiel. La Madre Eduviges es la mujer de la lámpara siempre encendida.

Oración a María Reina de los Ángeles

En verdad es justo y necesario,

darte gracias, Señor Padre Santo,

Todopoderoso y eterno.

Por tu gran misericordia,

has querido darnos a María

Reina de los Ángeles,

como madre y protectora

de nuestro colegio.

Con Ella te alabamos y te bendecimos,

te pedimos por su intercesión

que su amor de madre

nos acompañe siempre,

como acompañó a su Hijo Jesucristo.

Por obra del Espíritu Santo,

brille en nuestra Comunidad Educativa

la Luz y la Verdad 

como signo de consuelo y esperanza.

Amén.